Se dice que dos tercios del ejército de los ángeles adoptó esta actitud. Satanás, líder de los serafines, se encontraba a la cabeza de los espíritus rebeldes. Entonces, Dios Padre mandó al arcángel San Miguel a combatirlo, junto a los ángeles obedientes. Fue cuando se desató una gran batalla celestial. El resultado de la misma: Satanás fue derrotado y enviado al abismo junto con su séquito de espíritus perdidos. Los ángeles rebeldes fueron expulsados muy lejos del Paraíso: al Infierno o reino de las sombras.
LAS CUATRO
JERARQUÍAS DEMONÍACAS
Los “machinae” constituyen el estrato inferior de los demonios; habitualmente se los denomina “artefactos demoníacos” pues permite al usuario que temporalmente acrecente su fuerza y vitalidad.
Los “miles” son clases de demonio que emergen constantemente en la imaginación humana. Nacidos sólo para la guerra, son nada menos que temibles y a menudo horrorizan en extremo. Los Guerreros tienen inteligencia limitada, pero normalmente son incapaces de aplicarla fuera de batalla. Aun así Todavía, son enemigos peligrosos, y deben ser destruidos a toda costa.
Por otra parte, los “incubi” son los encargados de expandir la raza demoníaca. Siembran el descontento y la podredumbre en el universo, se dedican a convertir inocentes en demonios. Están entre los más hábiles e inteligentes de los Demonios, rivalizados sólo por los Lores.
Por último, encontramos a los “lores”. Éstos son los jefes de la casta de Demonios. Su tamaño es mayor, de aspecto espantoso y sumamente malignos. Tienen a su cargo a varios demonios menores que utilizan de mensajeros e intercesores.
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